Objetos prohibidos – Debido a que el futbol es lo más importante de lo menos importante y suele despertar pasiones casi mortales, está prohibido ingresar a los estadios cualquier objeto que en un momento de calentura y exacerbación pueda ser usado como arma blanca contra los aficionados rivales o como proyectil contra los personajes que estarán en el rectángulo verde en caso de que te den un pésimo partido o hagan que pierdas una apuesta millonaria.
- Por ello, no podrás entrar al estadio con cinturón, paraguas, palos (para las banderas, obviamente), cámaras de video o de fotos que utilicen pilas alcalinas, ni nada que en una prisión podría servir para lastimar a alguien;
Si no lo sabías y llegaste al estadio con alguno de estos objetos y no tienes dónde guardarlos, los mismos comerciantes que suelen ofrecerte tortas, bonafinas, refrescos, tacos, pepitas y demás, también tienen una sección de guardarropa y por una cuota que puede ir de los 10 a los 25 pesos podrán resguardar tus pertenencias. La pasión se desborda en las tribunas.
Contents
¿Qué no puedo llevar al Estadio Azteca?
¿Qué elementos no se pueden llevar al estadio?
¿Que te piden para entrar al Estadio Azteca?
¿Cuáles son las reglas de un estadio?
¿Cuánto tiempo antes debo llegar al Estadio Azteca?
Aunque sabemos que tus ocupaciones laborales y el tráfico de la ciudad harán hasta lo imposible por impedírtelo, trata de llegar con dos horas de anticipación, así evitarás el estrés de no encontrar estacionamiento, de quedar cerca de alguna de las entradas y de ubicarte en las mejores zonas dentro del estadio para.
¿Cuánto cuesta una cerveza en el Estadio Azteca?
En los estadios de México se consume en promedio un vaso por aficionado; uno y medio si el resultado favorece al equipo local, según Cerveceros de México. Ese tipo de tardes son las buenas. Titina vende más de 60 cervezas y de lo que cuesta cada una se lleva el 9%, es decir siete pesos por vaso.
- A más ventas, más borrachos;
- Y en ocasiones estos le roban o se niegan a pagar, de eso tiene una anécdota;
- En su primer día como vendedora le salió una ampolla en el hombro;
- Su piel al descubierto no aguantó los 68 kilos que pesa la reja;
Se le ocurrió ponerla sobre su cabeza. El peso se redujo casi a la mitad. Hasta le pareció tonto que tras tantos años los otros vendedores no hubieran intentado su técnica. Fue hasta que cerró su cuenta y sumó sus ganancias que supo la razón por la que ningún vendedor carga de tal forma la mercancía.
Le faltaban- ya no recuerda muy bien- como 160 pesos. “Algunos aficionados que están por arriba de las gradas te sacan las cervezas y ni sientes”. Aún lo cuenta con enojo y de eso hace 13 años. “Dos chelas bien muertas, güera”, le grita otro fan, pero su tez es morena.
Apenada, se arremanga y muestra que algún día su piel sí fue clara. No es fácil pasar hora y media bajo el sol, cada fin de semana del año. Lo único que cubre siempre es su rostro, lo hace con una gorra blanca que fue un presente navideño por parte de su empresa que no contempla aguinaldo.
Esa es la máxima queja de Jacinto Rodríguez. “Yo trabajaba en el Foro Sol, en los partidos de béisbol. Ahí nos daban hasta el 14% de cada cerveza, acá ni en fin de año nos dan algo más”. Además le molesta que en el Azteca lo obliguen a ponerse camisa y corbata.
Siempre termina enrollando las mangas y aflojando el nudo. “¿Cómo se les ocurre?, uno anda para acá para allá”. La respuesta es sencilla, Jacinto forma parte de la élite, es decir, vende cerveza de barril y aquel vestuario elegante lo distingue de otros vendedores.
Pero de su boca no salen frases alegres. Dice que las mujeres no deberían estar en el negocio. Le llevan ventaja por “coquetas”. Odia el futbol, está seguro de que el gobierno “lo usa para distraernos”. Las arrugas que encuadran sus ojos parecen haber sido labradas por cada comentario de odio salido de su boca.
El destino le jugó muy chueco, lo único que le alegra el alma es el alcohol y aquí vive penando porque no se lo puede tomar. Conversa a cuentagotas. También odia a los periodistas. Manipulan a las personas y “no sirven para nada”. Se da cuenta que habla con uno de ellos y huye.
- Titina no concuerda;
- Cree que hablar mucho le ayuda con los clientes;
- Su mejor recuerdo de las ventas es aquel día en el que le tocó un señor “buena gente”;
- Le pidió varias cervezas, comida y dulces para sus hijos;
Ella no atendía alimentos pero con tal de que le siguiera comprando, también se los consiguió. Al final el cliente quedó satisfecho y le dio una propina de 700 pesos. No sabe si por agradecimiento o borrachera, pero nunca lo olvidó. El peor recuerdo fue cuando llegó a trabajar desvelada.
- Su hijo, el más pequeño, había estado enfermo;
- No sabe cómo sobrevivió las seis horas;
- Subió al metro rezando por el milagro de un lugar desocupado, pero no había ninguno;
- Entonces se le ocurrió sentarse en su reja;
Cabeceó durante varias estaciones hasta que se durmió. Despertó justo en la estación de trasborde. Apenas alcanzó a correr antes de que cerraran las puertas. Cuando subió a su segundo tren se dio cuenta de que se sentía demasiado ligera. Había olvidado su herramienta de trabajo, la reja.
La reposición le costó 150 pesos, ese día sacó 380. “Mejor me hubiera quedado a dormir”. La cerveza mexicana genera más de 55 mil empleos directos y 2. 5 millones de indirectos. Titina tiene dos hijos, su ‘varoncito’ que va a la primaria y su ‘niña’ que estudia la secundaria.
El empleo le gusta porque entre semana puede estar con ellos. Le gustaría únicamente ser ama de casa, pero su esposo es herrero y gana muy poco. Con el tiempo ha apreciado cada vez más su trabajo, se puede dar algunos gustos. No tiene idea de las ganancias que genera para las compañías cerveceras.
Arquea las cejas y después de pensarlo sólo se le ocurre decir: “Yo creo que miles”. La cerveza y el futbol tienen un romance inexplicable, natural. Se disfrutan en conjunto. En la pintura de “Los borrachos” (1629) de Diego Velázquez, Baco el dios romano de la vendimia y el vino está representado por un hermoso joven.
Aquí, en el planeta del futbol (2016) es representado por Titina, una exgüera parlanchina que junto con sus compañeros genera en promedio 3. 5 millones de pesos en ventas por partido. No tiene ni la menor idea.
¿Qué objetos están prohibidos en un partido de fútbol?
¿Cuáles son las limitaciones a la entrada a un estadio de fútbol? – Las limitaciones a la entrada a un estadio de fútbol son varias. La mayoría están relacionadas con restricciones a expresiones de violencia o que pueden desencadenar confrontaciones. En tal sentido, hay una larga la lista de objetos prohibidos, materiales en concreto que tienen vedado el acceso a los recintos deportivos.
Un ejemplo de estos objetos prohibidos son las armas o cualquier implemento que pueda ser utilizado para agredir. Se incluyen cuchillos, botellas, tazas u otros objetos de vidrio que sirva para herir a alguien.
Los paraguas largos o las neveras de camping también están prohibidos. Dentro de esta misma lógica, se restringen proyectiles, luces de bengala o cualquier artículo pirotécnico e inflamable. La intención es evitar explosiones o daños físicos directo a las personas.
Por eso, las latas que contengan gases o sustancias corrosivas están en la ‘lista negra’. También los materiales que obstruyan el disfrute del juego están vetados. Por ejemplo, sillas plegables y cajas de grandes dimensiones.
Los enormes rollos de papel y los punteros láser tampoco pueden entrar a los estadios; al igual que aparatos que generen un enorme nivel de sonido, como los megáfonos. La única excepción en este sentido la tienen las controversiales vuvuzelas o trompetillas.
¿Cuál es el mejor lugar para ver un partido en el Azteca?
Asientos Club – Si lo que buscas es estar a la altura de la cancha en un lugar cómodo, la mejor opción son los Asientos Club. En la que se disponen de hasta 1183 butacas con descansabrazos, dos salas tipo lounge (sur y norte), 25 pantallas de 42” y el servicio de 40 meseros.