La final del Mundial de Alemania 2006 tuvo como escenario un auténtico clásico del futbol y del deporte mundial.
El Olimpastadion de Berlín ha visto deslizar buena parte de la historia del viejo continente:
Inaugurado en 1936, en sus orígenes tuvo un claro vínculo con el nazismo de Hitler. El Furher fue quien mandó construir un espectacular estadio para su época (con capacidad en su día para 110.000 espectadores) con el afán de demostrar el poderío y superioridad del país teutón para acoger las Olimpiadas de 1936. Estas Olimpiadas dejaron escenas para la historia de la humanidad, ya que Hitler, desde la presidencia, tuvo que pasar por el aro de saludar a la estrella de aquellas Olimpiadas, Jessie Owens, de raza negra.
Asímismo durante el régimen de la época fue sede de numerosos actos típicos de la propaganda nazi. Pese a ello, desde entonces, se han realizado numerosos esfuerzos por desvincular al estadio de ese pasado oscuro. También, durante la Segunda Guerra Mundial fue utilizado como campamento por la ocupación británica, quedando parcialmente dañado, aunque nada comparable con los destrozos de la ciudad, sobre todo en la zona que se halla el estadio (lado oeste del posterior muro de la ciudad).
Debido a este oscuro pasado se han hecho numerosos esfuerzos por desvincular al estadio de su triste pasado, y siempre han aparecido no pocas voces a favor de su demolición por lo que en su día ha llegado a simbolizar.
El estadio forma parte de un complejo deportivo enorme y pionero, con más zonas de uso olímpico y hasta hipódromo en el complejo.
La construcción es campo fue pionera en su día, ya que cuenta con todo el enorme primer anillo bajo el nivel del suelo, una técnica que se ha seguido utilizando hasta hoy en día paradora de mayor accesibilidad a los graderíos.
Posteriormente fue sede del Mundial del 74, aunque la final se esa edición se disputó en Munich. Para este evento se realizó una remodelación en la que se cubrieron las tribunas laterales.
Para el mundial de 2006 en Alemania se le realizó un profundo lavado de cara. Se reformaron las tribunas, se le instalo una espectacular cubierta en todo el perímetro y se cambió la pista de atletismo en color azul, en honor al equipo local, el Hertha de Berlin, un detalle que da una enorme personalidad al estadio. Todo ello tuvo un coste de 247 millones de euros.
Aquí vemos como las obras no impidieron seguir utilizando el estadio:
Como curiosidad, cabe reseñar, que los restos del pasado volvieron a salir a la luz, encontrándose en las obras una bomba de la Segunda Guerra Mundial que hubo que desactivar.
El exterior del estadio mantiene una arquitectura clásica que le da un aspecto monumental.
En la actualidad es sede anual de la final de Copa Alemana y en el próximo año 2015 acogerá la final de la Champions.
Personalmente es un estadio que he tenido la fortuna de visitar in-situ, vacío, y pese a la pista de atletismo, da una sensación muy buena, que a buen seguro en las grandes citas tiene que albergar muy buenas atmósferas. Como mayor pega para los espectadores cabe destacar las columnas del segundo graderío. Aún así, sin lugar a dudas no se puede negar que estamos ante uno de los grandes templos del fútbol:
Muy buenas fotos, Gran trabajo! y…Grande Hertha Berlín!!
No había visto esta entrada, genial como todas. El estadio es majestuoso e histórico con todas las mayúsculas, lo ha vivido todo y mucho más allá del deporte.